Demi Lovato ya ha superado su último obstáculo para sincerarse con sus fans y el resto de la juventud ante la cual quiere actuar como modelo social. Miley Cyrus, por su parte, tiene tan claras sus ideas políticas que se las ha grabado en la piel.
Demi ya tiene claro que, al margen de la canción, la televisión y el mundo del espectáculo hay algo más. Y en su caso ese algo más es convertirse en referente social de millones de chicas en todo el mundo que no pueden hablar en los medios de comunicación de problemas psicológicos yenfermedades sociales como la bulimia, la anorexia… Demi se ha confesado víctima de estosproblemas y ha comentado sin ambages que no se puede hablar de las víctimas como culpables.
Demi también ha lanzado mensajes solidarios para otras víctimas de problemas sociales como el acoso escolar y ha participado en actos de solidaridad con las víctimas.
Demi también ha confesado como gente de la industria musical fue su proveedora de substancias alucinógenas y que fueron quienes la introdujeron en su uso.
Algo similar sucede con Miley. En su caso, la lucha está más cerca del poder. De un lado ha criticado la homofobia que veta las uniones del mismo sexo en muchos estados de Estados Unidos y que en la mayoria de los gobiernos integristas incluso supone la pena de muerte. También ha denunciado el racismo de muchos políticos norteamericanos que disfrazan su racismo de tecnicismos economicistas.
En definitiva, las dos se han colocado en posiciones progresistas en el marco de una política norteamericana que está siendo sacudida por una oleada conservadora en los últimos tiempos. Para dos niñas de 19 años que hace poco interpretaban papeles infantiles en Disney no está nada mal.
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